RECUERDOS IV - JULIO

 

 Entonces venía a buscarme la sed

de sol, de arco iris y de mitos.

Venía a buscarme a la baja ventana

de la casa que no era una casa,

de la casa que era un latido,

una víscera, un tendón tensado y vivo,

inserto en la llanura inmensa de la tarde

de un Julio, de aquél Julio que fue

infinitamente y para siempre Julio.

 

Y yo vivía en la casa, latía

con la casa y me sentía atado

al horizonte, al gentil cabeceo

de la larga hierba, al giro del aire

sobre la falda oscura de la encina

 

Y me sometía al ritmo planetario,

al transcurrir del sol sobre la tierra:

Amanecía sol y me ocultaba luna,

cuando caía la tarde en esas noches de Julio,

llenas de sonoras estrellas y de grillos.

 

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