TORO

Me han dicho:

Esta tarde es de toros

Y ya la tarde a mis ojos
se ha tendido en el suelo
como un campo de amapolas
ribeteado de verde

Me ha silbado en los oídos
el aire que siempre viene a verme
cuando el corazón se me ensancha
y en las manos se me pierde
el agua de todos los ríos
que hacia el cielo miran nubes
odiando ser la laguna
que es espejo de la muerte

Porque el toro es como un río
con el corazón verde
que en la plaza se enlaguna
y en ella enloquece
y se rompe en mil olas vivas
y en dos espumas de muerte
y va buscando la orilla
pintada de amapolas rojas
y de trigos amarillos
que con el aire se mecen
y le acarician los ojos

Estrellas
y le susurran en las sienes

La brisa
y le burla en las espumas
el tallo de oro
de un sauce verde
que cimbreando en el aire
el latido de su muerte
le va engalanando de rojo

-amapolas de su sangre-

los costados y la frente

Y cuando ya es laguna
y por lo tanto ya es muerte,
y cuando el río acaba
su loco rebrincar de verde,
las amapolas marchitas cabecean
en la tarde vencidas,
pero no para siempre,
porque los ríos
no paran por mucho
que el cielo sin nubes
venga a verles

Y cuando ya cae la tarde
y el sol ya casi se duerme
y la luna sarracena
asoma su faz silente,
el río que ya es laguna
y por lo tanto ya es muerte,
en los ojos de mi mente
recobra todo su brío
y vuelve vivo a sus trigos y a sus amapolas verdes...

Sangre,
por qué de sangre
ha de ser siempre tu suerte
si mi cintura quisiera
vestirse tus dos espumas dolientes,
rodearse de tus olas
río profundo de corazón verde

Toro bravo
eres una amapola roja
en mi frente.

Luis de Pablos


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