Como ayer y ayer
estoy aquí, aún
estoy aquí,
esperando ver crecer
el aire nuevo
en esta primavera
enamorada.
-De esta eterna
primavera enamorada-.
Estoy de nuevo,
atento y cierto
al resurgir del sol
y de la gloria.
Atento al sonido
del agua en las
aceras
y en los patios
de todas las casas
que habitan en mi
mente.
-Que siempre
habitarán
en mis adentros-.
Atento al sonido
del agua que corre por mis venas,
atento a todas las
estrellas
presentidas siempre,
en este navegar
sin barco y sin destino.
-Quizá para siempre
sin destino-.
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Estoy
una vez más,
otra vez más,
en esta orilla,
al otro extremo
de la nada.
Al otro extremo del
sendero
cerca de la luz y de
la sombra,
amigo del final y del
principio,
dispuesto como
siempre a todo.
Tú, sólo tú, te
opones
con todo tu amor
a que yo parta.
Tú y esta cálida
luz
y las flores
y la nostalgia
y esta sensación
de que ha de haber
algo
más allá, mucho
más allá,
cerca de la luz,
quizá cerca, muy
cerca
de la nada. |